Consejos para el cicloturista. El pedaleo alegre.

Pasado por Andrés Gómez.

Los días que sales a entrenar antes o después de un viaje seguramente irás dándolo todo y haciendo el suficiente esfuerzo como para acabar muy cansado/a en poco tiempo.

Sin embargo mientras viajes deberías tomártelo con calma y buscar un ritmo en el que apenas hagas esfuerzo y puedas aguantar muchos kilómetros con poco desgaste, aunque vayas despacio. ¿Cómo puedes conseguir esto? El truco es el pedaleo alegre.

El pedaleo alegre

Uno de los errores mayores que cometíamos en nuestros primeros viajes y que vemos en la gente que está empezando con el cicloturismo era utilizar el desarrollo más duro que pudiéramos mover. Era como si ir bien tuviera que ver con la fuerza que pudiéramos ejercer cuando movíamos los pedales.

Con el paso del tiempo, y la llegada de las lesiones de rodilla, cambiamos nuestra forma de pedalear para adoptar lo que los profesionales denominan “pedaleo alegre” que consiste en una cadencia de pedaleo alta en la que se dan muchos pedales pero se mueve poco peso en cada uno.

El pedaleo alegre tiene dos objetivos: el primero es evitar la sobrecarga muscular. Cuando llevas una relación de cambios en la que te cuesta mover cada pedalada tus músculos, tendones y rodillas se están saturando y en un momento dado dirán que ya está bien. El segundo tiene que ver con el componente psicológico. Si la bici pesa en el llano, imagínate lo que puede pesar en la cuesta arriba. Es difícil mantener la moral con ese planteamiento.

Evidentemente tampoco conviene pasarse de cadencia. Estudios hechos a profesionales demuestran que a partir de una cadencia de 70 revoluciones por minuto el gasto energético empieza a aumentar y a partir de 90-100 se dispara.

Para que te hagas una idea, con unos desarrollos de montaña de los que se montan habitualmente si vas con el plato mediano y el piñón mediano rodando a 17 kms/hora en el llano irás a unas 76 revoluciones por minuto.
Para descubrir cuál es la cadencia que te resulta cómoda date una vuelta por una zona sin demasiadas cuestas y busca un ritmo con el que estés a gusto, y que te permita avanzar sin hacer demasiado esfuerzo y pero sin dar pedales en vacío. Esa es tu cadencia ideal. Se trata de mandar siempre energía a la bici, pero sin que este esfuerzo te pase factura a medio día. Procura mantenerla siempre, vayas en llano o cuesta arriba.

Para conseguirlo tendrás que cambiar frecuentemente de manera que tu desarrollo se adapte al terreno. No tengas miedo de poner el plato pequeño (el 1 si llevas cambios numerados) cuando la cosa vaya hacia arriba. El molinillo (plato 1 y piñón 8 / plato pequeño y piñón grande) no es una deshonra sino más bien tu mejor amigo, especialmente si tu bici lleva alforjas.